Me atrevo a escribir luego de un buen tiempo, para evaluar el
accionar de nuestro gobierno, a un día del inicio de la primavera y el día de
la juventud. Es mucho lo que tiene que decirse, pero me abocaré a resumir lo
vívido y lo visto, desde la óptica de pertenencia al gobierno nacionalista.
La experiencia en el Estado es satisfactoria, a pesar de
escollos propios y residuales de una forma corrupta de gobernar, impregnada en
la mayoría de las instituciones. Los contratos CAS que tanto criticamos por su
servil utilización en el Estado, han permitido al gobierno aprista dejarnos
como en los 90s, a muchos "profesionales" que tratan de ocultar los
rastros en los faenones realizados, algo tan vergonzoso como que aún las
entidades en el Ejecutivo y Legislativo usen aún CAS para los mismos fines y
con sueldos tan elevados como las de aquel gobierno corrupto, sobretodo para
amigotes incapaces e inexpertos. Alianzas de gobierno comienzan a ceder ante alianzas
de poder, que garantizan gobernabilidad, pero con riesgo a perder identidad.
Los casos de corrupción en la gestión pasada, en entidades como Essalud,
Banmat, Ugeles, IPD, etc. comienzan a ser insolubles por la pesada carga sobre
la Contraloría, incapaz de auditar tanto faenón. Los directores en cada
ministerio están rodeados y obligados a tener personal de un gobierno corrupto
hasta diciembre del 2011, y eso, merma el cumplimiento de objetivos al corto
plazo. Y a pesar del cargamontón de los medios de la familia Miró Quesada con
El Comercio, y las necedades de Aldo M. con su Correo, hacia personalidades del
oficialismo como Daniel Abugattás o Ricardo Soberón, la población sabe el tufo
manipulador, como el de cuestionar el viaje a Pisco a pesar de su éxito; y
brindar encuestas donde el 50% de un 22% que saben del narcotráfico, o sea, 11%
de peruanos, rechazan a Soberón.
En el lado interno las cosas se van decantando. Las renovadas
comisiones de organización a nivel nacional y de Lima han dado directivas para
evitar la confusión generada por sectores de izquierda que hablan de Gana Perú
como si fuera partido, cuando ésta tiene accionar tipo confluencia a lo Fuerza
Social, donde sus miembros participan del gobierno, pero se mantienen
independientes en sus decisiones orgánicas. Y en el lado derecho, varios
politiqueros han aprovechado la confusión para mimetizarse en la confluencia de
gobierno, poniendo sueldos a mediocres apadrinados, que avergüenzan la ética
nacionalista, si es que nos basamos en el ideario y reglamento de disciplina. A
pesar de esas situaciones, el Partido Nacionalista Peruano ha crecido y se
fortalece en sus sectores de profesionales, mujeres y sobretodo, la juventud.
Esto último nos enorgullece, en el sentido que siendo un partido joven que
pregona la transformación, ha podido calar en sectores juveniles de toda clase,
de diferente proveniencia, y con ese espíritu transformador y de unidad
verdadero, rebelde y crítico, conciente de su responsabilidad y ávido para
crear, construir y transformar en medio de los rezagos de la politiquería del
siglo XX, que agonizante insiste en contaminarnos con su lepra cargada de
corrupción, clientelismo, hipocresía, fanfarria, mediocridad y compadrazgo.
Mis palabras finales van para reconocer la coherencia y
entereza de quienes siguen bregando para construir un Perú para todos y todas.
El Presidente Ollanta Humala y el Premier Salomón Lerner, han podido, con un
buen equipo de ministros, asesores y profesionales, mantener la estabilidad y
brindar soluciones, a pesar de lo ya reseñado y de algunas excepciones
negativas en funcionarios que van siendo depurados y en algunos casos,
expurgados ante la complacencia nuestra y también de nuestros detractores en la
política y los medios masivos. En cien días, el balance será positivo, a pesar
que algunos aún no quieran darse cuenta que la gran transformación ya ha
comenzado…
René Galarreta
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