Han pasado 22 años después del autogolpe de Fujimori, aún resuena el
“Disolver, disolver …” en la memoria de quienes vivimos esa época, también el
recuerdo de las tanquetas, las lacrimógenas, la prepotencia de la policía y los
militares, los congresistas queriendo salir y otros queriendo entrar al
congreso, el temor de las detenciones, la persecución política, el cierre de
algunos medios de prensa, las reuniones de congresistas en la clandestinidad,
autoritarismo, arbitrariedad, miedo, fuerza, violencia, etc, etc. Pero lo que
también está en nuestra memoria es el abrumador 82% de
aprobación por la medida tomada, la alegría del vecino o vecina que consideraba
que era lo mejor que había podido pasar, que esta medida representaba el sentir
popular y que sus reivindicaciones se veían atendidas por fin.
“Disolver” significaba para la mayoría de población,
terminar con problemas y cansancios, como el terrorismo, la crisis económica, un congreso improductivo con rasgos circenses,
la desconfianza profundizada cada día en el Estado y sobre todo la esperanza de
cambio y la posibilidad de que su gobernante responda ante todo esto, la
respuesta era radical en ese momento, pero prometía cambio, eso es lo que la
población creyó y lo creyó por muchos años después, quizá hasta hoy, ¿todavía
seguirá creyendo?.
Pero de la mano con la promesa de cambio radical,
ya se había iniciado en el país una política que tenía como principio EL FIN
JUSTIFICA LOS MEDIOS, y seguro también aprovechando nuestra alta tolerancia a
las comisiones por lo bajo y demás, se instaló la gran conocida frase NO
IMPORTA QUE ROBE CON TAL QUE HAGA OBRA. Estas dos formas de hacer política son
parte de las grandes estrategias del fujimorismo para instalarse en el
imaginario popular, de la mano con políticas asistencialistas, de clientelaje y
de utilización grosera de la necesidad y la pobreza.
El fujimorismo pintado de cuerpo entero genera el
autogolpe y no le importó el Estado de Derecho, tampoco atentar contra la
Democracia y la institucionalidad política en el país, instalando la corrupción
y el uso de los bienes nacionales como práctica privada al servicio de sus
intereses, despreciando la vida y el respeto a los derechos humanos, haciendo
uso y abuso del poder en contra de todos y todas los que consideraron enemigos,
convirtiendo en mercado, mejor dicho “cachina” a nuestro país, donde todo se
vendía y todo se compraba, incluido congresistas, dueños de canales,
empresarios, periodistas, funcionarios, conductoras de TV y mucho más, por
supuesto, mucho más.
Solo algunas pequeñas perlas para quienes no
estuvieron en ese momento y que seguro ahora pueden ver con algo de esperanza a
quienes aludiendo a la humanidad quieren el indulto a un “pobre anciano” , que
sufre 25 años de condena por delitos contra los derechos humanos y por actos de
corrupción que fueron aceptados y justificados. Nunca se arrepintió el señor
Fujimori, tampoco sus seguidores los fujimoristas, no se arrepienten de los
delitos cometidos y el saqueo al país, sino más bien justifican los hechos, lo
¡justifican como algo necesario!.
Yo pregunto ¿era necesario tanto desprecio a la
vida?, miles de hombres y mujeres detenidos por las fuerzas de seguridad,
centenares ejecutados extrajudicialmente, entre las víctimas, la mayoría gente
del campo, defensores de derechos humanos, dirigentes vecinales, dirigentes
políticos, sindicales, de organizaciones sociales, profesores y estudiantes,
vecinos y vecinas, hasta niños y niñas.
La tortura y los malos tratos eran pan de todos los
días, el estado de emergencia estuvo instaurado en las dos terceras partes del
país.
En Villa el Salvador fue detenido y luego
desaparecido Ernesto Castillo Páez un joven estudiante universitario detenido y
desaparecido por agentes de seguridad del estado. La matanza de Barrios Altos,
la terrible detención, tortura y luego desaparición de estudiantes y un
profesor de la Cantuta, la ejecución de estudiantes de la universidad del
Centro en Huancayo, asesinato y tortura de agentes del servicio de inteligencia
como Leonor la Rosa y Mariela Barreto, por lo menos 4,000 presos políticos
fueron juzgados arbitrariamente, no cumpliendo con las normas internacionales
para procedimientos judiciales, se aprobó la Ley de la Impunidad, se otorgó
“amnistía general para el personal militar o policial o civil que se encuentre
denunciado, investigado, encausado, procesado o condenado por violaciones a los
derechos humanos cometidas entre mayo de 1980 y el 14 de junio de 1995” por
supuesto salieron libres todos los militares y policías que violaron los
derechos humanos, se abandonó la jurisdicción de la Corte Interamericana de
DDHH y se forzaron a miles de mujeres para ser esterilizadas, recibiendo abusos
y tratos humillantes.
Es lo que el Fujimorismo reivindica como válido,
hasta ayer, que salieron a las calles a celebrar el autogolpe y reivindicar las
acciones de su Jefe político Alberto Fujimori y su candidata Keiko Sofia, está
totalmente claro que su único punto de agenda es la Libertad de su líder. No es
posible que la Impunidad sea parte de nuestra forma de construir país, no es
posible que la ausencia de valores sea lo que presida una plataforma política,
no es posible que la tolerancia a la corrupción sea nuestra bandera nacional,
no es posible que la Libertad de un Violador a los derechos Humanos y un
Corrupto sea la primera reivindicación de quienes nos quieren gobernar.
Basta, Basta de tolerancia y medias palabras, denunciamos a quienes postulan la muerte y la
corrupción como una forma de gobernar, denunciamos a quienes se ponen de
costado y no dicen nada, denunciamos a quienes son ganados por la indiferencia
y permiten que esto continúe.
Pero lo más importante: Asumimos el reto de aportar
para cambiar las condiciones de quienes permite y consideran válidos estos
métodos, generar que ese 82% no aplauda más estas medidas.
hay mucho que hacer compañeros y compañeras,
mientras hayan personas que consideren que todo
lo sucedido en el país valió la pena y que requerimos gobiernos y
gobernantes autoritarios, decimos hay mucho que hacer.
Hay que salir a las calles, Hay que hablar con la
gente, Hay que inculcar valores, Hay que construir una cultura de
tolerancia que afirme la democracia y el
respeto a los derechos humanos, pero sobre todo que afirme la vida como fin
supremo.
Nuca Más autogolpe
Nunca Más ImpunidadNunca Más Fujimorismo
Nunca más indiferencia
Por el derecho a la Indignación
ZUM Ciudadano - Villa El Salvador
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