martes, 4 de octubre de 2011

Carta desde Ica

José Manuel Miranda

Cuando escuché que todo el Congreso se venía a Ica para realizar una sesión plenaria descentralizada con audiencias en cada distrito de nuestro departamento, me sonó un poco a populismo y lo miré con cierto reparo, y, por cierto, sin optimismo: suponía mucho costo y, además, un evento así debía ser bien preparado. Sin embargo, la idea nos parecía buena y la apoyamos en todo lo que nos solicitaron desde el Congreso y aquí.

Siempre hemos sentido una gran distancia entre el Estado -en sus variadas instancias- y la sociedad civil; y en muchas partes, la ausencia total del Estado, cosa denunciada y reclamada por la CVR. El pueblo también ve al Congreso muy lejano, discutiendo sus asuntos, peleando entre ellos, provocando no pocos escándalos y legislando sobre asuntos que poco le conciernen.

El interés de los congresistas por los problemas que se viven en cada distrito iqueño ha sido bien recibido por la población; el pueblo necesita que lo escuchen, y por eso los legisladores deben mostrar sensibilidad ante los problemas que vive diariamente la población.

De ahí que sea preciso rescatar y valorar este acercamiento de los parlamentarios a la población. Creo que los congresistas debieran legislar y fiscalizar sobre lo que el pueblo quiere y les autoriza, no sobre lo que a ellos se les ocurra. Aquí falta implementar una buena estrategia de consulta. Por ejemplo, nos llamó la atención que algunos congresistas no tenían una sola idea acerca de la Ley de Promoción Agraria (DL 27360), cuando es preocupación y una exigencia de los iqueños su derogatoria o modificación. ¿De qué representación estamos hablando cuando ni siquiera se conocen los problemas y preocupaciones de la población?

Creo que los congresistas debieran legislar y fiscalizar sobre lo que el pueblo quiere y les autoriza, no sobre lo que a ellos se les ocurra.

Un peligro sobre esta iniciativa parlamentaria es que cree falsas expectativas que pueden redundar en frustración. Muchas veces la población cree que el congresista puede solucionar todos los problemas, y por eso lanza una lista de denuncias y reclamos. De esto se colige la necesidad de preparar mejor estas audiencias; la población debe conocer bien cuáles son las competencias de los congresistas, la de legislar y fiscalizar, para no caer en ilusiones frustradas. Esta descentralización y este interés por los problemas de cada departamento o región redundan también en una oportunidad para que los distintos sectores y gremios de la población fortalezcan sus organizaciones, las formalicen e institucionalicen y trabajen propuestas viables para ser presentadas, y exigir su cumplimiento.

En algunos distritos los alcaldes quisieron limitar la intervención de sectores y gremios y la población los obligó a abrir el espacio e incluso a realizar la audiencias fuera del local municipal. La visita a Ica del Congreso de la República con las audiencias locales y el Plenario extraordinario, en el que se recogieron los problemas de la región -el estado de la reconstrucción, el agua, la corrupción y fiscalización de expedientes perdidos, la universidad para Chincha, la tuberculosis, etcétera-, nos presenta algo más importante: otra forma de gobernar, desde la población y con la población.

Y la llamada “inclusión social” conduce, también, a esta otra manera de gobernar. Por lo demás, hubo congresistas que vinieron a hacer show, como Mulder y Bruce, a desprestigiar a través de los medios de comunicación; y los fujimoristas se olvidaron de que la campaña política ya terminó. Con todo, la mayoría se comportó y la población quedó contenta con su intervención.

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